EL TRACK
Si a alguien le decís Damon Albarn te dice Blur o Gorillaz. Es muy raro que te digan algo de The Good The Bad and the Queen. Lo cual es una injusticia porque musicalmente ese proyecto si bien se corría del brit pop o el liderazgo sonoro del nuevo milenio realmente era un diez. Básicamente porque Albarn había convocado al baterista del mostro del afro jazz nigeriano Fela Kuti (Tony Allen), al guitarrista de The Verve (Simon Tong) y a Paul Simonon, bajista de The Clash. De esa mezcla loca salió en 2007 el álbum homónimo quizás en el momento más áspero de la guerra en Irak. Menciono este dato porque el track es Kingdom of Doom, un temita que mantiene el tono melanco de casi todo el álbum y que entre la guitarra sencilla, la voz de Damon yendo de los graves a los agudos o el juego entre el piano y los arreglos de Danger Mouse fue la banda de sonido de un momento que recuerdo con una sensación gris sin saber bien por qué, pero que me volvió este fin de semana mientras la república islámica de Iran atacaba a Israel, por la frase de
Drink all day ´cos the country’s at war
Kingdom of Doom - Youtube Music
EL TEXTO
Lo que me gusta de los domingos en los que amanezco solo es que puedo entregarme al desorden total y disfrutarlo y que funcione como buffer del resto de los días donde aun cuando no sean días en los que Nina está en casa opero con un nivel de cronometrado insalubre pero de alto rendimiento que me permite mantener 77 bolas en el aire pedaleando sobre un monociclo. Respiro. Pensaba que quizás podía usar el domingo para escribir la segunda parte de una eventual trilogía que habría comenzado con el texto de The Body Experience y se completaría con otros que podrían llamarse The Mind Experience y The Soul Experience. En The Mind Experience escribiría sobre cómo la dama en cuestión después de un tironeo amable de agendas por whatsapp accedió a almorzar, sobre besos tranquilos y la sensación de que quizás estábamos cerca de extender un contrato más. Y luego escribiría del micro-ghosting que siguió durante el fin de semana XXL y de la reaparición una semana más tarde proponiendo un café pero sin comprometerse con agenda firme porque ella va día a día. Y seguiría escribiendo sobre otro micro-ghosting más y le dedicaría un párrafo o dos a la incertidumbre que me genera no saber qué hacer con la entrada que saqué hace un mes para el evento al que íbamos a ir juntos porque ya se me fueron las ganas y porque no me interesaba tanto esa DJ solamente sumar una experiencia como la primera que compartimos y ahora tengo otros planes pero también tengo una entrada carísima difícil de revender. En realidad todo eso sería la excusa para escribir sobre otros temas, como esta idea de que las minas (en general y mis amigas mujeres en particular) se quejan de que los tipos son todos unos idiotas que las tratan así como esta dama me trató a mí, cuando los tipos quizás pasamos por lo mismo en silencio y a lo mejor es un mal de la época. O de como yo me siento un boludo por entusiasmarme como me entusiasmé, o del manejo de la ansiedad y de aprendizajes sobre domar el ego y manejar la posibilidad de que aunque mandar un mensaje no cuesta nada quizás le pasó algo a la dama en cuestión. De cómo la mente, mi mente, despliega como Doctor Strange todos estos escenarios en simultáneo y muchos más intranscribibles. Y combinar ese texto con la segunda visita al dermatólogo y el progreso de mi cambio de piel y que todo quede atadito y dejar un final abierto para cerrarlo en la tercera parte con The Soul Experience sin saber ni yo qué va a pasar y sobre qué escribiría ahí. Pero no, preferí pasar la primera parte del día haciendo nada, leyendo textos dominicales de Seúl, aprovechando una pausa para felicitar por mensaje a una de las autoras y comentarle que estoy muy inquieto por la falta de un espacio político de centro. Después boludear en Instagram, Whatsapp y Blue Sky, probar los chocolates hiper gourmet que me trajo la madre de mi hija de Francia (en ayunas, porque no tenía ganas ya no de prepararme algo para almorzar, de pensar qué almorzar). Todo esto mientras sonaban los Resident de Cattaneo de fondo. Es más, hubiese preferido boludear menos y, si no iba a sentarme a escribir, al menos terminar la relectura del quinto tomo de Le Chat du Rabbin, la novela gráfica de Joann Sfar que descubrí hace mil años sobre un rabino sefaradí en Argelia que tiene un gato que aprende a hablar después de comerse un loro y lo primero que propone es hacer su Bar Mitzva porque a pesar de que no había cumplido los 13, en años felinos estaba más que pasado. Le había perdido el rastro a Sfar y me enteré hace poco que había editado más tomos. Lo bueno de tener un par de matrimonios cerrados en muy buenos términos es que si las circunstancias se alinean termino recibiendo buenos regalos. En Marzo de este año vino Claudia de visita a Buenos Aires y me trajo de regalo los tomos 6 y 7 edición especial encuadernada en uno solo. Y Guada esta vuelta me trajo además de los chocolates, los tomos 8 y 9. Así que hace unas semanas me había puesto a releer los cinco primeros tomos como para llegar al día para leer los nuevos pero acá estoy, se termina el domingo y no pude enfocarme ya no para escribir, para leer 25 páginas de viñetas que me cuestan más por la falta de atención que por el óxido y la falta de vocabulario en francés. Ah, pero momento, tuve tiempo para ver 20 veces un video de tiktok que me mandó Jackie para preparar gravlax de salmón. Ahí pude concentrarme aunque tuve que verlo 20 veces básicamente porque no terminaba de entender exactamente cuál de los 5 pasos (uno más boludo que el otro) iba antes o después y en el medio se me ocurrió prudente despinar la trucha (el gravlax es de salmón en realidad pero esta trucha es una de esas que llaman asalmonadas porque son gigantes parece). Logré hacer la capa de sal y azúcar y quedó reposando en la heladera (sin eneldo fresco porque no hay forma de conseguir en toda la ciudad). Ahora, no hubo chances con el tema de sentarme a leer el quinto tomo de Le Chat, me faltaba terminar de leer una nota sobre un economista crítico con el gobierno porque no levantan el cepo sobre lo cual tengo mis propias críticas (sobre el gobierno y sobre el economista que lo critica). Y pensé que también podría ser una gran idea para este domingo escribir al respecto, plantear cuestiones sobre tasas de interés reales negativas, licuación, equilibrio macro endeble por falta de reformas institucionales dada la ausencia de consenso político combinado con expectativas eufóricas y entrada de dólares por superávit comercial y flujo positivo de capitales y cómo con tasa de interés positiva un gobierno populista (o heterodoxo) le pondría cepo a la economía en un contexto así con la excusa de que son capitales golondrina y podrían desestabilizarnos con una apreciación cambiaria brusca y quizás por eso el gobierno actual (que es populista pero no es heterodoxo) deja el cepo porque “flujo mata fundamentals” como decimos en el barrio financiero. Pero la verdad es que no pude juntar ganas para escribir de eso tampoco y terminé poniendo Blood like Lemonade de Morcheeba y sentándome a escribir sobre toda esta situación de un domingo desordenado e improductivo (cosa que es mentira) y cuando me di cuenta ya tenía más de 4 mil caracteres sin espacios. Entonces Jackie me mandó un video de los Sofi Tukker en Coachella tocando el tema que remixaron de la banda de sonido de la serie The White Lotus con otro tema de ellos que es espectacular y automáticamente me acordé de cuando llevé a Nina al Lollapalooza en 2023 porque tocaba Sofi Tukker y entramos justo cuando sonaba ese tema y me puse a cantarlo todo desafinado y feliz dándole cringe a mi hija. Sabía que habían videos de eso y que era una gran story para Instagram así que dejé este texto y me puse a buscarlos y a aprender a empalmar videos desde el celu para postear el collage en mi sección de Random Access Memories.
Recién ahí pude retomar este texto para terminarlo.
Creo que ahora sí, ahora podría ponerme a leer el tomo 5 de Le Chat y liquidarlo de una vez.
LA RECOMENDACION
Tanto que hablé de El Gato del Rabino la verdad debería recomendarlo. Se consiguen sin problemas en castellano los 2 primeros tomos editados por Hotel de Ideas en cualquier librería más o menos abastecida o en Mercado Libre (ojo, los de Editorial Norma son españoles). Si lo encuentran en Yenny y tienen Banco Ciudad, los viernes hay 20% de descuento y si encima pagás con Modo, creo que un 10% más. También lo vi en La Revistería. El volumen 1 al momento de escribir esto se conseguía por el equivalente de USD 14 a USD 16 depende dónde.
Es un lindo regalo también así que espero que aprovechen el tip.
Y si quieren ver el trailer de la película animada que es hermosa, pueden hacer click acá.
Strange days have found us.
Recuerden que esto no es por guita.