EL TRACK
Qué cosa maravillosa los temas que te energizan. Creo que todavía no hablé de Sofi Tukker por acá pero en realidad el tema que quiero traer es de Marina, si, así, Marina a secas aunque se la conoció como Marina and the Diamonds. Y el tema que me interesa es uno remixado por los Sofi Tukker que les adelanto que son una pareja brasilera que vienen creciendo fuerte año a año y que si no los escucharon, DEBERIAN.
Pero bueno, Marina. Tiene un temazo que se llama Venus Fly Trap (toma el nombre de la planta carnívora que atrapa moscas). Los Sofi Tukker le dejaron una versión temazo bolichero varias veces mejor que el original que te hace sentir poderosa (si, y si sos hombre te dan ganas de ser mujer por 3 minutos y sentirte poderosa al grito de “I should be motherfucking crazy!”).
Venus Fly Trap - Sofi Tukker Remix - Spotify
Venus Fly Trap - Sofi Tukker Remix - Youtube Music
EL TEXTO
El flashback se manifestó como normalmente se dan estas cosas. Un rato atípico de paz mirando un recorte de nubes y cielo desde el pulmón de la manzana del club, las risas de Nina y su pandilla de amigas nuevas festejando que vendieron una pulserita más, un pelotazo viajando desde muchísimos años atrás pegando contra la pantalla del presente sin astillarla, de un pasado en el que yo hacía lo mismo durante uno de los primeros veranos en el country Las Lajas en pleno reboot de la economía familiar y de la del país.
Me había hecho muy amigo de los mellizos Becker y de un grupito mezclado de chicos y chicas con los que nos juntábamos a dibujar y pintar y hacer artesanías para salir a vender por la pileta donde los adultos burakeaban, intercambiaban chismes o se tiraban a lagartear al sol el tiempo que durase la paz sin chicos lastimados, fajándose o agotando la paciencia del responsable a cargo hasta el cambio de turno. La vida en el country ese verano para los chicos funcionaba de forma autónoma, solamente había que asegurarse estar a la hora correcta en el lugar correcto para que nos alimenten, bañarnos cada tanto, mantener las bicis infladas y el repelente de mosquitos fresco. El protector solar era algo reservado para algún hijo de madre obsesiva. Éramos unos salvajes de clase media alta capaces de divertirnos sin demasiada coordinación y así fue como tomó forma el emprendimiento (en esa época no existía el concepto pero ya sabíamos que ganar plata estaba bien). El clancito de amigos se iba reforzando entre los estables que usaban la casa del country durante todo el verano y los que rotaban gracias al bonus de poder tener un par de semanas de vacaciones reales con traslado a Punta del Este, Brasil o algún destino habilitado por el ascenso temprano de los noventa cuando no por el patrimonio acumulado por la generación anterior. Entre el elenco estable y los que estaban presentes de casualidad en esa business week de producción y venta llenamos de pesos convertibles una caja de Merengadas (era un cofre de cartón que venía lleno de paquetes, una práctica de packaging abandonada posiblemente por la extinción del nicho). La cooperativa debía tener una docena de socios promediando todos los 10 años y en condiciones de decidir en qué gastar lo recaudado. El consenso fue golosinas y un fondo para alquiler de películas de terror. El papá de los melli, un médico judío cuarentón todo correcto, bien afeitado y serio, se hizo cargo de ir hasta el videoclub del pueblo y gestionar el mandato. El problema fue cuando volvió con un VHS de Aventuras en el globo rojo. No hubo demasiadas explicaciones sobre el motivo del desconocimiento de la decisión soberana, apenas una excusa sobre la posibilidad de que a alguno le diese miedo una película sobre un payaso asesino, muertos que reviven o alguna boludez similar. De chico se me daba fácil alzar la voz frente a una injusticia y eso que nos estaba imponiendo el papá de los melli, financiado con nuestro esfuerzo, me pareció extremadamente injusto. Así que en una asamblea comuniqué la moción de retirar mis dividendos porque no me interesaba ver esa película de mierda. Lo que sucedió después fue la primera partícula que me atacó de este recuerdo, ahora lo veo más claro, porque mirando al cielo y a las nubes me vinieron inquietudes conectadas con saber cómo iba a hacer Nina con sus amigas del club para repartirse lo que estaban recaudando con la venta de pulseritas, si necesitaban algún adulto para darles ideas o auditar que ninguna se imponga por sobre otra…
El papá de los melli estaba presente en la asamblea en carácter de observador pero no pudo mantenerse al margen después de mi intervención rupturista.
- Evidentemente a Ezequiel le interesa más el dinero que pasar un momento lindo con sus amigos.
Me encantaría saber si la angustia que sentí cuando recuperé este filamento de memoria tiene algo que ver con la que sentí en ese mismo momento, si mi yo adulto se puede conectar con lo que sufrí de chico o si después de tantos años todavía estoy sufriendo y sintiendo bronca por la brutalidad con la que un adulto me denigró de forma tan bestial delante de mis amigos hasta hacerme llorar, levantarme de la mesa redonda con la caja de Merengadas en el centro abierta y los billetes expuestos y salir sin mi parte a buscar mi bici que estaba tirada en la galería para rajar balbuceando que esto no iba a quedar así.
La casa que alquilábamos ese verano estaba a tres lotes de la de los mellizos. Cuando entré desbordado por el llanto mis viejos no entendían qué me pasaba. Sin terminar de calmarme les conté todo y automáticamente mi viejo salió disparado por la puerta. Al rato entró con el papá de los melli todo apichonado, yo estaba sentado todavía alterado y cuando entró estallé de bronca y lo increpé. Mi mamá intentó contenerme mientras mi viejo le explicó de forma civilizada que no podía ser tan pelotudo.
- Y si querés medirte los huevos, en todo caso te los medís con un adulto.
Nina sigue enhebrando pulseritas en el parquecito del club, sentada en ronda con las otras nenas.
En algún momento debería preguntarle qué quiere cenar.
LA RECOMENDACION
Tomé carrera y empecé a salir con cierta frecuencia a fiestas electrónicas. Además de la onda maravillosa y la exhuberancia y sensualidad de todo lo que rodea a esos eventos, la ropa y los accesorios son un componente importante. Lo que uses tiene que ser cómodo, tiene que llamar la atención, tiene que hacerte sentir bien, ponele.
Como instagram me tiene recontra estudiado me cruzó con la publicidad de Negro Oscuro, una marca marplatense que vende online y tiene un catálogo maravilloso. Compré una vez para probar, llegó todo en orden y me encantó, compré una vez más porque quería regalarle una riñonera a Mesch que cumplía años y de paso me agregué unas pilchitas más a muy buena relación precio/financiación.
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What’s it like to be back?
Recuerden que esto no es por guita.