EL TRACK
Es probable que todos hayan escuchado hablar de Röyksopp, lo que no estoy tan seguro es que los hayan escuchado en profundidad porque es una banda o más bien un dúo noruego muy prolífero que invita voces de todo tipo, especialmente las escandinavas como Robyn, Susanne Sundfør o Karin Dreijer Andersson (la de Fever Ray, seguro si viste Vikings ubicás la voz de la demente hermosa esta). Igual cuando lo suman a Jamie Irrepressible es una cosa espectacular también. Los Röyksopp fueron un electro-pop nórdico super dulce y melanco en los comienzos del milenio y en algún momento antes de que arranquen los locos años 20 se pusieron oscurísimos a partir de The Inevitable End pero a la vez salieron un remix mejor que otro de productores de primera liga a partir del material de los álbums/EPs que vinieron desde entonces.
En el medio, allá por 2009, salió Junior. Un álbum perfecto de inicio a fin. Yo les sugiero darle play a Happy Up Here que es con el tema que abre esa colección de tracks hermosa. Si quieren, pueden seguir el trip optimista.
EL TEXTO
El 31 de Marzo de 2020 no sabíamos si todos nos íbamos a morir en las próximas dos semanas o si el covid era una gripezinha pero en twitter ya estaban convergiendo planes para el futuro post-pandémico junto con recomendaciones para prevenir, sobrevivir, mantener la cordura y un set interminable de interacciones en comunidad. Dentro de ese lote de intercambios frenéticos hubo uno que por las consecuencias derivadas en la vida de tanta gente merece ser como mínimo impreso y enmarcado pero sobre todo tiene que ser narrado.
Y esa responsabilidad me toca a mí porque fui el dios involuntario de ese Big Bang.
Conocí a Mati (@Diez_Pintas) en el cumpleaños de mi amigo Mesch en Febrero de ese mismo año. Twitter tiene o tenía esas cosas espectaculares donde alguien como Mesch pide recomendación de un servicio de catering para su cumple y alguien como Mati le ofrece hacerlo y de repente alguien como yo se queda charlando con Mati en el cumple de Mesch mientras comemos las cosas ricas que preparó (el tipo además de cocinar el catering en el momento lo servía él mismo, un todo terreno). Esa noche en el quincho algo suyo me vibró bien, como esa gente que está en relieve sobre una escena social por un halo luminoso suave que recorta la silueta y al mismo tiempo Mati resultó un gran conversador con anécdota piolas apalancadas por un repertorio de expresiones geniales como “se me secaron los huevos de tanto cocinar, literal, por el horno”. Así que lo empecé a seguir por Twitter y además un par de semanas después le encargué algo de la magia que había llevado al cumple de Mesch (pastrón, pepinos, mostaza y chorizos todo casero). Unas semanas después para cuando llegó la cuarentena el tipo se las arregló para circular por la ciudad porque trabajaba en un local gastronómico y eso según las costumbres de la época justificaba el rango de “esencial”. Fue en ese contexto donde se me ocurrió recomendarle a Mile (a quien no conocía en persona) los chorizos de Mati a partir de un tweet suyo sobre chorizos.
Long story short entraron en contacto por DM y se las arreglaron para conocerse y enamorarse y ponerse de novios en medio del apocalipsis. Al tiempo la conocí personalmente a Mile en una cena clandestina que gestionó una noche de ese invierno de curvas aplanadas a pedido de una persona de muy alto perfil que le comentó que quería conocernos a mi amigo Apu y a mí, que en ese momento estábamos muy activos con nuestro proyecto de #GoyFriendly. Un par de cuadros más adelante Mile y Mati se mudan juntos a una casa en un country en Escobar y otros cuadros más y con las restricciones levantadas se convierten en anfitriones de lujo reuniendo más que nada tuiteros que les copaban para conocerlos, charlar, jugar juegos de mesa, karaokes, por supuesto comer las cosas ricas que inventaba Mati subiendo cada vez más alto la vara y si hacía calor refrescarnos en la pileta o en la playita de la laguna del country. Ese grandote de pelo largo entrecanoso y look de rockero retirado que nunca para de gesticular mientras habla a mil por hora haciendo contraste con esa ashkenazí menudita de voz suave y tono pausado con el que trae anécdotas de mil vidas rubricaron una sociedad de disfrute de la vida de la que emitieron acciones al portador. Así fueron habilitando varias decenas de oportunidades de ser parte de esas juntadas a una colección rotativa de personajes que nos fuimos convocando en la casa a lo largo de meses que luego de veranos, otoños, inviernos y primaveras se hicieron un par de años. En ese tiempo además Nina se hizo amigota de Ire, la hija del primer matrimonio de Mile.
Fuimos muy felices en los peores años de nuestro tiempo como adultos responsables con DNI argentino, nos replegamos de la demencia post-pandemia, de la inflación y el populismo y nos dedicamos a sostener una especie de kibutz a prueba de todo. Salvo de la circunstancia que puso a nuestra cofradía en stand-by: Mile quedó embarazada. La noticia por supuesto nos dejó extasiados. De todas las novedades que espera un grupo de amigos que pasó los 40 un embarazo no es la que se suele tener el cubilete imaginario a pesar de que ya nos habían contado que habían perdido uno algunos meses atrás.
Para ella fueron nueve meses uno más duro que el otro entre vómitos, malestares físicos y anímicos de todo tipo sumado al fallecimiento de su madre. Nos mantuvimos atentos y en contacto de una u otra manera pero aceptando que estábamos atravesando una especie de diáspora, sosteniendo los vínculos al ritmo que nos permitía la vida y la locura del año electoral que aceleraba todo como la tanda de bailes con música jasídica de las fiestas judías.
Conocimos a Lucio el hijo de Mile y Mati el 7 de Octubre de 2023. A partir de esa mañana ninguna vida iba a seguir igual y me costaba enfocarme entre lo que pasaba en Israel y el verdadero milagro de amor que tenía adelante: Nina teniendo a upa al hermanito de Ire, el hijo de mis amigos, dos desconocidos que había cruzado tres años atrás, el aleteo de un chorizo mariposa, la cantidad de afecto de máxima pureza que se expandió en mil direcciones a partir de ese tweet y nos acercó a unos cuantos tanto en tan poco tiempo, la vida sorprendiéndonos para bien y para mal, la energía de la casa de los chicos intacta, la incertidumbre por lo que viene, las ganas de ser inmortal, de frenar el tiempo o de vivir mil vidas en simultáneo.
LA RECOMENDACIÓN
Eretz Nehederet en hebreo quiere decir algo así como país maravilloso o tierra maravillosa. Es también un show cómico de la TV israelí. Le decía a mi amigo Teniente General Mayor Payne que el humor más negro de todos lo podemos manejar con maestría los judíos en el peor momento. ¿Por qué? Primero porque es terapéutico. Segundo, porque es la mejor venganza contra los hijos de re mil puta que no contentos con odiarnos, festejan cuando nos agreden de las peores formas posibles.
Así que nos reímos con ganas. En sus caras de ojete solemne. Mientras peleamos acompañados por toda la gente hermosa que sabe qué es lo que hay en juego, que es mucho más que Israel o los judíos (a todos ellos, GRACIAS, mil veces GRACIAS).
Eretz Nehederet tiene cuentas en redes sociales por donde salen algunos de sus mejores sketchs.
En Xuiter es @Eretz_Nehederet
En Instragram @eretznehederet
La culpa es uno de los aportes del pueblo judío a la humanidad. Reirse sin culpa, también.
Disfruten.
This will never end cause I want more…
Recuerden que esto no es por guita.