EL TRACK
Simple Minds es una de las bandas que descubrí en la adolescencia. Good News From the Next World (el álbum que tenía She’s a River e Hypnotized) lo escuché más de 500 veces. La voz de Jim Kerr tiene algo que activa emociones de todo tipo y no te la olvidás más, incluso cuando la escuchás fuera de contexto, como me pasó cuando la reconocí en un temazo de Planet Funk, una dupla de DJs y productores italianos que nos regalaron Chase the sun, el himno que salimos coreando todos de la primera Creamfields a principios de milenio en el hipódromo de San Isidro con el barro hasta las rodillas pero felices y plenos.
One Step Closer te hace vibrar y querer fundirte en un abrazo con esas personas que te sacaron del pozo o que te acompañan en la vida y te la hacen más fácil y decirles GRACIAS despacio al oído.
One Step Closer - Youtube Music
EL TEXTO
- ¿La estás pasando bien?
Tardé unos segundos en responderle que era una de las mejores noches de mi vida.
- ¡Saquémonos una foto!
Como pude enfoqué la selfie con Cattaneo sin llegar a incluir las bandejas ni la fiesta en el piso.
*Record Scratch* *Freeze Frame* / Yep, That's Me. You're probably wondering how I got into this situation …
Pocos meses después de decretada la cuarentena demencial del 2020 con mi amiga tuitera Barbie Castillo pensamos que podía hacernos bien pasar la música que nos gusta de forma virtual en tiempo real para nuestros amigos tuiteros. Usando la misma cuenta de Zoom a la que me había suscripto para dar cursos online le dimos acceso a un evento íntimo a unas tres docenas de sujetos con los que veníamos interactuando a lo largo de estos años de forma anfibia en persona y en redes. La pasamos tan bien que una semana más tarde en medio de una conversación cruzada con Luchila y Cucu se terminó improvisando un line-up y Barbie diseñó un flyer con la estética de The Haçienda para que juguemos a ser DJs en nuestro flamante boliche virtual. Solamente faltaba un nombre que lo sintetizamos con el contexto: Infectadura Grooves.
Llegué a los 10 años con varias horas de escucha de cassettes grabados con Depeche Mode, Erasure y Technotronic. Cuando en los 90 aparecieron los cds mi viejo me expuso a Vangelis y Jean Michel Jarré y casi en simultáneo empecé a llenarme las orejas con lo que llamaban despectivamente “marcha”. El milenio lo arranqué con veinte años y trabajando en una agencia de publicidad que recibía entradas de cortesía para eventos de todo tipo de medios como la Metro. Gracias a eso pude ir gratis a las primeras cinco Creamfields y disfrutar de forma intermitente de una movida única. Pasaban los años y el catálogo de sonidos se desdoblaba entre Trance, Techno, Progressive House, Chill Out, Trip Hop y variantes a diferentes velocidades de lo que había dejado de ser “marcha” para llamarse “Música Electrónica” con texturas particulares y convertirse en algo cada vez más refinado. Hasta la masificación de los reproductores de mp3 y antes de la irrupción del iPhone y los appstores aprendí a coleccionar material que bajaba de internet, primero quemando CDs, después en el rígido. Durante un tiempo le retuve a un amigo un disco doble de Hernán Cattaneo, Sequential, una curaduría de tracks oscurísimos lleno de sonidos encriptados en capas superpuestas con una perfección irreproducible que para mí es uno de los cinco mejores álbums del género por lejos.
El tiempo fue avanzando y a pesar del auge del streaming me desconecté un poco de la movida aunque cada tanto volvía a escuchar electrónica pero ya sin ir a eventos.
Hasta que llegó la pandemia y luego se fue y ya nadie quedó como antes.
La Infectadura Grooves se volvió algo cada vez más lindo y grande y de repente una noche en la previa en twitter nos pareció un planazo arrobarlo a Hernán Cattaneo para invitarlo porque total twitter horizontalizaba todas las posibilidades. Esa noche el menú de delirios de hecho incluyó un demente random que quería denunciar que estábamos haciendo una fiesta clandestina. Virtual. Nunca supe si fue porque estaba con más tiempo disponible por la falta de eventos o porque le cayó simpática la situación, pero a la mañana siguiente tenía un mensaje de la cuenta de Cattaneo con un link a un repositorio lleno de sets suyos para compartir con mis amigos. No podía creerlo. No me importaba si era su CM o era él o sí me importaba, de cualquier manera había hecho contacto con mi ídolo.
A medida que las restricciones se fueron levantando la Grooves se volvió presencial y convocamos a un bar en Palermo a los locos hermosos que se conectaban cada jueves. Nos conocimos las caras con o sin barbijo y nos abrazamos o nos chocamos los puños a discreción mientras trasladábamos nuestro proyecto musical al plano físico al mismo tiempo que yo profundizaba mi reencuentro con la electrónica.
Para fines de 2021 Cattaneo anunció fechas en un formato atípico: teatro en vivo con parte del equipo con el que tocó en el Colón en 2018. Future Memories además de ser el nombre del show fue la mejor forma de sintetizar la experiencia de llevar a Nina a ver y escuchar a mi referente musical inaugurando un universo muy nuestro por el que padre e hija viajamos en una nave ploteada con el logo de Spotify.
Mientras me pasaba todo eso con la música durante la pandemia también se re-activó con fuerza otro plano de mi identidad que estaba titilando hacía unos años. Para matar el aburrimiento y abastecer a algunos amigos curiosos con contenido durante la cuarentena con mi amigo Apu le fuimos dando forma a #GoyFriendly, un ciclo de conversaciones sobre judaísmo para no judíos. Inevitable o casual la convergencia de los dos intereses de la época me llevaron a investigar la escena electrónica israelí y armar playlists de House of Israel que incluía a Guy Mantzur, Guy J, Khen, Sahar Z, Amir Telem entre otros a los que me animo a decir que los estudiaba casi religiosamente.
***
- Yo ya estoy hecho, lo que quiero es que la gente la pase bien y si es con mi música mejor.
Ahí arriba cuando me dijo eso después de sacarnos la selfie fue un momento realmente muy luminoso. La noche ya había arrancado como un sueño dentro de la mamushka de sueños que fue ese viaje a Israel. Cuando entré al Gagarin en Tel-Aviv y me mandé por la puerta lateral hasta el escenario hicimos contacto visual y nos saludamos con Hernán con un abrazo y empezamos a charlar como si nos conociéramos de toda la vida sentía que mis átomos se habían desligado. Estaba en otro plano, como si fuera una escena cinematográfica donde pasa uno de los mejores momentos de la película de mi vida y yo la estaba viendo consciente pero además tratando de evitar desintegrarme de la alegría y sedándome mentalmente para integrar con tranquilidad el dato de que eso estaba pasando. Me estaba pasando. En ese momento Guy Mantzur estaba tocando en el escenario a unos metros, lo seguí a Hernán mientras me iba presentando en inglés a caras que yo iba identificando a medida que me acercaba y explotaba de euforia con cada encuentro: Khen, Sahar Z, Shai T. Todo lo que pasaba era literal un sueño, de repente estaba hablando en hebreo con los tipos que crearon las canciones que me habían volado la cabeza en los últimos años. Al rato llegaron mis tres primos y esa noche los cuatro celebramos por primera vez juntos en tiempo, espacio y etapa de la vida. El set de Cattaneo estaba en plena subida y mi primo Ari no podía creer lo que se generaba en el lugar, repleto de argentinos.
- Fui a miles de fiestas acá en Israel pero esto así es la primera vez que lo veo.
Lo volvía loco escuchar a la gente arengarlo a Cattaneo al grito de “¡Vamos Peluca!”, frase con la que desde entonces mi primo me saluda cada vez que me escribe por Whatsapp.
Nos despedimos con Hernán con la promesa de volver a cruzarnos en Forja (“la mejor fiesta que hago en el año”). Unos meses después en Córdoba nos despedimos hasta la próxima, que terminó siendo un Sunsetstrip impecable en Uruguay al que fui con mi amiga Jax de co-piloto y un clima de primavera que era un lujo para un evento al aire libre. En un momento de la noche con el sol retirado nos cruzamos con un señor mayor espléndido vestido de blanco impecable bailando con el relajo que permite haber alcanzado cierta plenitud en la vida. Me acerqué y le dije que era todo lo que quería ser a su edad. Se río y nos contó que era su cumpleaños de 70 y estaba celebrando con su esposa y su hijo que andaban por ahí. Lo felicitamos y Jax medio en chiste le dijo “Hasta los 120”.
- Como de veinte – retrucó con el santo y seña judaico y nos reímos compinches sorprendidos un poco pero quizás no tanto porque esa noche también era todo mágico.
LA RECOMENDACION
Es hora de que les hable de Tlön Industries. Es un estudio desarrollador de videojuegos creado hace unos años por pioneros de la industria argentina, dos de ellos viejos amigos de la casa, Javier Otaegui y Damián Hernáez. Además de gente maravillosa, emprendedora y creativa, el equipo de Tlön hace un tiempo lanzó un juegazo que fue premiado y elogiado por la crítica internacional que se llama Per Aspera donde el objetivo es colonizar Marte y después hacerlo habitable (terraformarlo, para los colegas nerds). Es una experiencia super estimulante para cualquier adulto amante de la ciencia ficción y no sólo eso, funciona muy bien con hijos o sobrinos. La dinámica es similar a la de esos juegos donde hay que organizar construcciones en un mapa y desplegarse, administrar recursos y resolver contingencias y evolucionar mientras se le da forma a un arco narrativo a partir de la interacción con la inteligencia artificial a cargo de la misión. Todo con una banda de sonido hermosa y gráficos que necesitan un fierro digno para que corra bien.
Se puede ver el trailer acá.
Y el juego se puede comprar en la plataforma Steam por menos de 1 dólar justo en oferta hasta los primeros días de Septiembre. Además hay expansiones con contenido adicional para ampliar las horas de entretenimiento.
Qué intenso todo pero qué lindo.
Recuerden que esto no es por guita.